Cuando una noche te duermas
acariciaré aquella parte de ti
que me suena a arroyo
y a oscuridad de luna nueva.
Aquel hueco tan perfecto
que al guardarme en tu regazo
cuando te tumbas a mi lado
queda entre tu pecho y tu brazo.
Esos cuantro centímetros cuadrados
ligermente hundidos adentro
donde reposa mi cabeza
y descansan mis sueños.
Cuando una noche te duermas
miraré las sombras que la luna
dibuja sobre tu rostro perfecto.
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