Querida Wanda pequeña,
Hacía ya mucho tiempo que no me sentaba en serio a escribirnos una carta así. Nos miento y digo que hemos estado ocupadas haciendo de nuestra vida algo mejor, que no he tenido tiempo para nosotras.
Niña, eso no es verdad. Sí he pensado, y sí he reflexionado. Hasta he intentado recuperarte más de una vez en mis acciones y pensamientos y, créeme, en más de una has estado, quizá sin que nos diéramos cuenta ninguna de las dos. Pero no he tenido valor suficiente para enfrentarme a tus ojitos tiernos, a tu sonrisa dulce que sólo se apagaba con algún berrinche tonto. ¿Sabes? Creo que tengo miedo.
Sí, Wanda pequeña. Tengo miedo de defraudarte. De defraudarnos. De no llegar a ser lo que queremos, lo que queríamos cuando yo era tu. Aparcando esos locos sueños de futuro que incluían astronautas y viajes a la Luna, he seguido el latido constante que ha estado dentro de nosotras des de que tenemos consciencia. Palpitando, lentamente, suavemente, siempre ha estado ahí, marcando el tempo de nuestras vidas: el arte. No el Arte de los Museos y las salas de exposiciones. Tampoco el arte de las calles y el spray. Quizás no sabes de que te hablo, porque cuando yo era tú seguro que no me planteaba todo esto... Pero, créeme, ya está en ti, en nosotras. Lo que sea que nos hace vibrar de ese modo especial que tu y yo sabemos... ése qué-se-yo de contar historias, ya sea impregnando de tinta el papel o encarnando los personajes en el patio trasero del agún vecino (que, créeme, dará sus frutos: acabarás actuando bajo los focos de un teatro)
Ya verás que con la edad vienen las dudas existenciales, los planteamientos espirituales, las decisiones difíciles. De momento, lo estamos haciendo bien. Estate tranquila, papá y mamá nos ayudarán (cuidalos y diles más a menudo que les quieres, se lo merecen de verdad) Aunque ahora parezca que estamos alejadas de lo que siempre hemos querido, no te preocupes: es sólo un escalón más. Plantéatelo así. Ya verás como poquito a poco iremos subiendo esta escalera que construimos cada dia. Vigila con la red de seguridad. Es importante, Wanda pequeña: son nuestros amigos. Cuidala con mucho amor, téjela cada dia, no te olvides de los hilos que una vez pusimos allí, porque el tiempo los desgasta, y si no los reforzamos, se desvanecerán. Piensa también que somos parte de otras redes: si nos olvidamos de eso, nuestra propia red desaparecerá. Procura aprenderte bien la teoria y no tener que sufrir la práctica: perder a alguien por la propia estupidez es una lección difícil de olvidar.
Pequeña, quiero que sepas que siempre estás en nosotras. No te olvido, de verdad. En cada cambio, en cada decisión, en cada giro de guión estás con nosotras, en ésta nuestra cabecita que a veces no termina de funcionar demasiado bien. Pero es gracias a ti que nuestra vida tiene un sentido. Es por ti que seguimos luchando, seguimos buscando nuestro Santo Grial (o nuestra Arca Perdida, de aquí a unos años lo entenderás). Porque tu eres nuestros sueños e ilusiones, lo que nos hace levantar cada dia. Por favor, no me dejes nunca. De verdad.
Te quiero,
Wanda grande
Hacía ya mucho tiempo que no me sentaba en serio a escribirnos una carta así. Nos miento y digo que hemos estado ocupadas haciendo de nuestra vida algo mejor, que no he tenido tiempo para nosotras.
Niña, eso no es verdad. Sí he pensado, y sí he reflexionado. Hasta he intentado recuperarte más de una vez en mis acciones y pensamientos y, créeme, en más de una has estado, quizá sin que nos diéramos cuenta ninguna de las dos. Pero no he tenido valor suficiente para enfrentarme a tus ojitos tiernos, a tu sonrisa dulce que sólo se apagaba con algún berrinche tonto. ¿Sabes? Creo que tengo miedo.
Sí, Wanda pequeña. Tengo miedo de defraudarte. De defraudarnos. De no llegar a ser lo que queremos, lo que queríamos cuando yo era tu. Aparcando esos locos sueños de futuro que incluían astronautas y viajes a la Luna, he seguido el latido constante que ha estado dentro de nosotras des de que tenemos consciencia. Palpitando, lentamente, suavemente, siempre ha estado ahí, marcando el tempo de nuestras vidas: el arte. No el Arte de los Museos y las salas de exposiciones. Tampoco el arte de las calles y el spray. Quizás no sabes de que te hablo, porque cuando yo era tú seguro que no me planteaba todo esto... Pero, créeme, ya está en ti, en nosotras. Lo que sea que nos hace vibrar de ese modo especial que tu y yo sabemos... ése qué-se-yo de contar historias, ya sea impregnando de tinta el papel o encarnando los personajes en el patio trasero del agún vecino (que, créeme, dará sus frutos: acabarás actuando bajo los focos de un teatro)
Ya verás que con la edad vienen las dudas existenciales, los planteamientos espirituales, las decisiones difíciles. De momento, lo estamos haciendo bien. Estate tranquila, papá y mamá nos ayudarán (cuidalos y diles más a menudo que les quieres, se lo merecen de verdad) Aunque ahora parezca que estamos alejadas de lo que siempre hemos querido, no te preocupes: es sólo un escalón más. Plantéatelo así. Ya verás como poquito a poco iremos subiendo esta escalera que construimos cada dia. Vigila con la red de seguridad. Es importante, Wanda pequeña: son nuestros amigos. Cuidala con mucho amor, téjela cada dia, no te olvides de los hilos que una vez pusimos allí, porque el tiempo los desgasta, y si no los reforzamos, se desvanecerán. Piensa también que somos parte de otras redes: si nos olvidamos de eso, nuestra propia red desaparecerá. Procura aprenderte bien la teoria y no tener que sufrir la práctica: perder a alguien por la propia estupidez es una lección difícil de olvidar.
Pequeña, quiero que sepas que siempre estás en nosotras. No te olvido, de verdad. En cada cambio, en cada decisión, en cada giro de guión estás con nosotras, en ésta nuestra cabecita que a veces no termina de funcionar demasiado bien. Pero es gracias a ti que nuestra vida tiene un sentido. Es por ti que seguimos luchando, seguimos buscando nuestro Santo Grial (o nuestra Arca Perdida, de aquí a unos años lo entenderás). Porque tu eres nuestros sueños e ilusiones, lo que nos hace levantar cada dia. Por favor, no me dejes nunca. De verdad.
Te quiero,
Wanda grande
7 comentaris:
Això m'ha fet pensar en aquelles converses que tenia amb el XeXu petit fa temps. I també m'ha fet pensar que d'algunes coses que dius en podria fer un post.
Com te l'estimes, la veritat és que jo em recordo poc del nen, trobo que hi ha un moment que ja no cal. Però suposo que és per ser tan racional, i potser el nen surt més del que penso, en les meves trapelleries, les meves bromes i les ganes de fer feliç, o almenys de fer riure, a la gent que m'envolta. Però saps, no recordo que el nen es plantegés res d'això. Això m'ho plantejo jo. Qui sap, potser en tinc influències, o potser és que ara, de vegades, sóc com una mena de nen gran.
És veritat, jom també m'he recordat d'en Xexu petit!
És una carta molt bonica. Crec que està bé recordar-se dels somnis de quan érem petits. Jo me'n recordo poc...
Precios, m'ha ficat la pell de gallina :)
Wow! És brutal! M'ha emocionat molt! Tot això de la infància i, bueno, com escrius tu, és tremendo!
Felicitats i, bueno, mai oblidis a casa a la Wanda petita!
T'ha quedat preciós.... de debo.
Jo no recordo gaire de mi mateixa, però no m'atreviria a autoescriure'm una carta i explicar com sóc ara. No sé pas si m'agradaria "veure'm". Hi ha coses que desitjo des de fa molt i que ella potser comprendria, pero se'n faria creus de que encara no hagi tingut valor d'aconseguir-les. I òbviament tinc altres motivacions, que potser compartiria o potser no, no ho sé pas.
Planteja't dedicar-te a escriure per sempre... perquè m'agrada molt llegir-te. A més sempre penso que (si fós capaç) jo escriuria el mateix que tu, perquè el que sents també ho sento jo!
Segueix publicant!!!
Quin post més maco, quantes sensacions! No es pot dir res més que no canviïs, segueix sent tu mateixa.
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